Matic participará en el accionariado de pymes industriales

El fabricante de máquinas para textil de gran formato quiere contribuir a la supervivencia de firmas de sectores vecinos

Matic, fabricante de máquinas que confeccionan toldos, cortinas y publicidad de gran formato, ha decidido contribuir a la recuperación industrial del país con la entrada en el capital de pymes en situación delicada. El plan inicial era destinar 8 millones a este tipo de operaciones, y en estos momentos ya hay dos operaciones en marcha, en las que se se encuentran en la fase de la auditoría de las cuentas.

Jordi Carbonell, CEO y representante de la segunda generación de esta empresa familiar fundada en 1969, explica: “Queremos contribuir a la resiliencia de empresas industriales de mérito, que van en línea con nuestra cultura empresarial". En este perfil podrán encontrarse desde mecanizadores hasta ingenierías que pueden ofrecer algún hallazgo tecnológico. “Queremos que puedan hacer inversiones para recuperarse, exportando".

Así mismo, la empresa granollerense se encuentra inmersa en una fase de redimensionado, y su planta de Cornellà de Terri (Pla de l'Estany), donde se fabrican las máquinas de corte, pasará de 800 a 2.300 m², mientras que se ha reservado suelo industrial para progresar de 2.500 a 3.000 m² en Granollers, donde se hacen las de costura, soldadura y embalaje. Todo ello tendrá que suponer una inversión de 3 millones de euros. A esta suma hay que añadir 250.000 euros que a partir del año próximo la empresa destinará a la implementación de la digitalización de los procesos y a la inteligencia artificial.

Con un volumen de negocio que se eleva hasta los 12 millones al año, con la previsión de lograr 14 al final de este ejercicio, Matic materializa el 70% de su negocio en los mercados exteriores, con un 30% de las ventas en España y Portugal; un 30% en los mercados de la UE; un 30% en los E.E. U.U. y un 10% en Asia, Oceanía y Sudáfrica. Ha llegado a esta posición de solidez, hasta el punto de convertirse en uno de los líderes europeos en su nicho de mercado, después de dejar muy claro a lo largo de los años capacidad de adaptación y autoexigencia. Cómo dice Jordi Carbonell, ha sido clave que en un principio no fueran “una marca reconocida”, cosa que les ha obligado a demostrar en Europa que podían ser “mejores que holandeses y alemanes, e ir dos pasos por delante de la competencia”. Una de las virtudes que ha contribuido al crecimiento de la empresa ha sido poder ofrecer a los clientes soluciones integrales: “Les suministramos máquinas de corte, soldadura, embalaje, laminado, almacenamiento y accesorios, e integrarlo todo nos diferencia, nos da una clara ventaja competitiva". La capacidad de husmear aquello que realmente necesita el mercado se puso a prueba después del punto de inflexión de 1995, cuando la empresa suspendió pagos, víctima de la deslocalización, que llevó en Asia la capacidad fabril de muchos de sus clientes. Fue entonces cuando se pensó que había que moverse hacia el sector de gran maquinaria del sector textil, “hacia un producto más voluminoso, más técnico, más especializado”, dando por sentado que en este caso el coste del transporte era excesivamente alto en el contexto de mercado globalizado. Así es como empezaron a ofrecer trajes a medida a clientes de industrias de enrollables, toldos, screen exterior, cortinas técnicas, pérgolas o impresión digital. Jordi Carbonell insiste en que en todo este proceso se rodearon de colaboradores que fueron de gran ayuda: “Nosotros desarrollábamos el producto, pero no lo hacíamos todo".

Una de las características de Matic de la que más se enorgullece Jordi Carbonell es su particular estilo de gobernanza. Él, oficialmente consejero delegado de Matic, es decir, quien tendría que dedicar toda la jornada a tareas de coordinación y control, ha transformado esta figura, y se pone a disposición del equipo, la base, que es quien realmente toma las decisiones, “para resolver dudas o consultas”. Plenamente convencido, Carbonell expone: “Desde hace cinco años, el modelo de gestión de nuestra empresa es horizontal, y esto es innegociable. Cuando me di cuenta de que yo lo hacía todo, de que tenía un papel excesivamente protagonista, fui consciente de que era un mal empresario, de que las cosas solo funcionaban mientras yo estaba, y empecé a delegar". En este modelo se desvanecen las jerarquías y las soluciones se piensan entre todo el equipo. De este modo, Carbonell se puede dedicar “a pensar, a visualizar el medio plazo para poder hacer aportaciones más estratégicas”.

Fuente/Autor: L'econòmic/Jordi Garriga Riu



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